sábado, 7 de marzo de 2009

Otras orillas





.Hace muchos años, cuando estudiaba pintura, un compañero de clase me acusó de prostituirme como artista - a mis dieciocho añitos y esa cara de angelito! - por estar dispuesto a aceptar pintar un paisaje en trompe-l'oeil sobre el muro del salón de algún burgués (proyecto que afortunadamente no se concretó porque... vaya palo, la verdad!) muy probablemente, entendí pronto, porque el proyecto no habría podido aceptarlo él.

Pero esa inoportuna acusación resonó desde entonces y para siempre en mi cabeza con respecto a la definición de lo que un artista puede considerar los límites de su dignidad como tal dentro del ejercicio de lo que además, es su profesión.
Así que esa ha sido siempre una cuestión que se ha proyectado tanto en los proyectos que acepto encarar con el modo como me enfrento a ellos.
Y así fue como me enfrenté, por ejemplo, a casi dos años de creación de algo tan en el fondo insustancial como una serie de dibujos animados - que no digo que lo sean todas, ni mucho menos - y fue porque creí que podía aportar algo específico a un medio tan mixtificado. Y de hecho, creo que de algún modo así fue. Como creo también que hubiese podido serlo más y mejor si circunstancias ajenas a la creación de la serie no hubiesen interferido en su completo desarrollo. Pero así fue. Y así son las cosas, probablemente porque así tenían que ser...
Pero el caso es que lo que yo ahí aporté me permitió seguir sintiéndome en los límites de mi dignidad como artista. 
Lo mismo me sucede con el libro de texto. Lo que veis en este post son 5 de las 30 imágenes que he hecho sobre 30 lecturas para un libro de lengua de SM. Cuando te encargan libro de texto como éste te encargan poco más que estilo. Puedes no aceptar esa regla en tu manifiesto personal como artista, pero entonces no deberías aceptar tampoco el libro de texto como encargo. Pero puede ser que en tu manifiesto personal eso quepa. 
Y ése es mi caso. Me considero tanto artista como profesional... e intento que los límites de la dignidad de ambos aspectos coincidan. Y si no lo hacen, intento decidir qué opción primará siguiendo lo que me dicta a veces el sentido común o a veces su ausencia. 
Del libro de texto lamento que los ilustradores no supimos o pudimos hacer más cuando aparecieron los famosos contratos de obra colectiva y perdimos de facto nuestra opción a percibir derechos de autor de libro de texto. Así que cuando acepto hacer uno, sé que es porque ahí voy a poder revertir en algo más interesante que lo económico en sí ese simple requerimiento de estilo. Porque es solo estilo, vale, bien... pero sigue siendo un reto meterse en un registro concreto en el que intentar que unos personajes floten en un medio acuático sin poner ese medio, o conseguir encajar unos flamencos, una raya, el Cabo de gata y el coral en una sola imagen, contar una historia epistolar solo con las miradas y la actitud de dos personajes... pero sobretodo, los grandes momentos del dibujo puro y duro, de perseguir la confluencia de ritmos, de equilibrar masas en enrevesados espacios, de guiños privados... porque si la ilustración es un vasto mar, con muchas orillas, el dibujo es el agua. Está, de una forma u otra, en todas esas playas. Y para estar en el mar tanto tiempo tiene que gustarte navegar y zambullirte. 
Y no hablo de logros sino de intentos. Creo que en el fondo, en eso radica la dignidad de encargos de este tipo. Intentar aportar calidad a la base de los monigotes que algunos chavales pintarán sobre tus más que probablemente inútiles esfuerzos en la aburrida clase de lengua. Pero ya si fueran solo unos pocos los que pasarán un rato chulo mirando la imagen, algo aporta. Si no, al menos lo intentaste... y - quien sabe? - tal vez mañana alguno de ellos intente algo parecido para los siguientes por venir... 
Que de eso se trata todo esto, al fin y al cabo.

1 comentario:

Dante Bertini dijo...

muy bien, pep
me parece importante y digno que la gente se explique, aunque una imagen valga más que cien palabras (cosa que no siempre es cierta)

los dibujos son excelentes